jueves, 9 de febrero de 2012

Suelo contarte mi vida.


Suelo contarte mi vida... 
con el silencio seguro de un pasado, suelo susurrarte cuando te has dormido, y nada detiene tus sueños en mis manos.
Porque en cada palabra, se asombra mi mirada, y pierde equilibrio tu cuerpo en mis sitios. 
De todo te asombras, y me dejas con hadas, con rosas suspiros que matan olvidos.

Suelo beber, de tus palabras, porque eres poesía, sin ruidos ni alertas, cayendo despacio en palabras perfectas, sabiéndote mío, soñando despierta.

Yo voy trayéndote mis huellas perforadas, esas que el destino puso en tus desiertos, te hablo a los oídos, y estalla la mirada... de ese amor que vive y respira desde el alma.

Tú. Debes de ser tan hecho a mi medida.
Entre signos de susurros asombrosos, me devuelves de a poco, la vida, y en cada voz ausente tuya, me devora el vacío, el inmenso juego de las horas en tu ausencia.

Bastaría un segundo de mirar tu consecuencia, reflejando mis labios, observándome en mi cinismo, que el quererte en tus ausencias, en esas soledades donde nada me contiene, supondría la llegada de tus labios que detienen mi locura de regalarte mis días, mis meses, la vida.

¿Y qué gano y qué pierdo? …¿Qué someto al regalarte el caudal de mis años y la existencia de mis palabras?...
Tal vez el pensarte… hace que te diga mis razones de entregarme a ti, hasta mi muerte. Y si te extraño porque te sé... sin el temor a equivocarme, lo digo, estoy contigo.

Te busco en mi piel.
Estoy tan en tu piel.
Seguro que estás... atado a mis sueños.

Amor como el tuyo, es cielo e instante.

¿Sentiste alguna vez que el mundo se te caía y pesaban tus oídos, los coros de música que llora con notas?.
¿Que esperabas algo sin saber qué era? 
¿Cómo es que no te puedo conocer?…
Cuando supe de ti sin siquiera verte.

Y a tanta angustia llegaste a mi vida...
Son pocas palabras... y tú, melodía...

Suelo extrañarte, y descubrí que no me da el tiempo para extrañarte demasiado... para sentir las cosquillas que me causan los recuerdos de nuestros días, cuando a nadie te pareces y curas mis heridas sin verlas siquiera.

Estoy aquí, y estaré el tiempo por si acaso necesites de mis labios para besar.

Me enamoré de ti al probar tu aliento, al saber real un lejano sueño. Me enamoré de ti y eso ya vale de por vida, aunque la muerte alcance mi vida, en cada lugar de tus ojos y aún todavía en mis besos, te dirán todo esto, lo que te quede por estar conmigo...

domingo, 5 de febrero de 2012

Anhelos muertos.

Años inadvertidos. Son situaciones que te hacen divagar, que te hacen aferrarte a un ideal, a un sueño, momentaneo, casi utópico. Los días son tan grises, casi tanto como mi pasado, cuando me pongo a recordar. Como aquellos días en que me sentaba en la acera, fuera del colegio, a escribir sobre calles blancas, sobre arboledas vacías, sobre pasos sin ecos, sobre ecos de ausencias. Me vuelvo para atrás y no puedo mas que sentirme marchita, al ver toda mi vida. Mi simple vida.... que hoy se reduce a decir simplemente 3 palabras: "Tengo 18 años." 18 años. Y tengo miedo. De mirar cómo los corredizos se hacen mas cortos, cada momento, cada día, cada segundo. ¿Qué tengo hoy conmigo que haya hecho valer la pena todo lo que hice? Otras 3 palabras. Tengo un ser a mi lado que también suele reducir su vida a la simpleza de decir: "Tengo 18 años." ¿Que vamos a hacer? ¿Qué va a pasar mañana? ¿Tiene las mismas dudas que yo? ¿Pensará en mí tanto como yo en él? Si bien recuerdo, mis días solían pasar entristecidos, esperando por el amor, por cosas utopicas, por circunstancias casí Holywoodenses. Ridículas. Encontraba personas tan marchitas como mis anhelos muertos. Esas personas... que me hacían una inútil, que me hacían vivir exclusivamente pensando en ellos, y esperando que me "quisieran" tanto como yo a ellos. He estado pensado en todos y cada uno de ellos. Nunca los amé. Una vez en mi vida había amado, y me aferré a no perderlo, buscando en cada mirada que pasara ese sentimiento una vez más. Me limitaba a sueños estúpidos. Y hoy, estoy amando. Ahora que tengo otros 18 años sumados a los míos, entro en la duda.... ¿Será la utopía que me quitaba el sueño, que al fin llegó? Nuestras vidas no significaban nada. Para nadie. Mi vida era algo intrascendente para los demás, al igual que la suya. Sus 18 años pasaban inadvertidos por todos los que lo rodeaban. Hoy, nuestros años, nos interesan.  Fantaseo, imagino, sueño, le pregunto sobre su vida. Me pregunta sobre la mía. Quiero cuidar su vida, quiero hacer valer sus 18 años. Él cuida la mía. Él ha vivido su vida, con simpleza, reduciendola una y otra vez a diferentes números cada año. Su vida, me atrevo a decirlo, nunca fue tan importante para alguien como lo es hoy para mí.   Y hoy, sólo puedo desear estar con él lo que me resta de la mía. ¿Lo querrá él también? ¿Estaré fantaseando como en el pasado? ¿Y si es otro simple anhelo?

jueves, 2 de febrero de 2012

Más que lo demasiado.



Te estoy pensando, más que lo demasiado. 
Como se somete la mente a un desvelo, y he consentido todo lo que has callado, al decirme nada, al destruir mis cielos. 
Y si he omitido paisajes costumbristas, no te lleves, por absorbentes enfados, deja que fluya la mentira a simple vista. Pues... ¡Ya lo sé! ¡Que nunca me has amado! 
Pero he de expresar mi verdad entera, porque ir de frente es en esta vida, la difícil misión de ver quién se queda, en el pantano mustio de alguna despedida.
Te he pensado, y por ello he descubierto el sabor amargo de dudosas travesías, que murieron para siempre si saberlo y reviven en costumbres, en simples palabrerías.
Y no alcance a decirte... que mi cuerpo temblaba, que mis manos tenían tu piel en los dedos, dormidos del encanto que me devolvías, a cada palabra que tú decías...

No alcancé a decirte... que amo tus instintos como una bandada de pájaros en vuelo, te tuve tan cerca que toque tu mirada, cuando tu voz permanente me acercaba a tus cielos.
No alcance a decirte... que te amo, en la impaciencia de un indómito y prudente deseo, que nace en tu alma y calmarlo, no, ya no puedo. 
Ya estás tan dentro, que atesoras presencia...
No alcancé a decirte...que vivo pendiente de aquello que haces y me deja en silencio, que a cada sector dónde mi química deshaces, estás protegido por tenerme despierta.
Estás protegido, por tenerme despierta.
Y si no alcance a decirte que, sobre tu cuerpo mis manos corroen la piel cómo un imaginario latido, me place el orgullo de decirte que.... 
¡Te Amo! 
Haciéndote el amor... con tu desamor, de testigo.

EVA.

Estación fantasma.


Producen parte de todo esto, esas contínuas ilusiones de vivir sintonizada en un canal perdido, en una estación fantasma, dónde no hay quién me vea, ni nadie que me oiga. 

Y así se va, mi voz perdida, en sintonías de luz azul y penas negras. 
Se van, esos gritos que se confunden con el vacío de la vida. 
Con el vacío que yo misma construí, donde me metí para no poder salir jamás.

Hoy son estructuras filosas, lo que un dia fueron sentimientos, hoy me astillan y me duele, me persiguen y me hieren. Estructuras azules y grises de tristeza, directa como mera casualidad. 

Que cada día las lágrimas pesan más, y que sin tí ya nada es igual. 
No, no me tengo, no me tengo... ni te tuve a ti jamás. 
Nunca tuve nada que no fuera Abril.

Y si el mirarme te causa esa extraña sensación, no me quejo, entonces de tu negra solución.

Soy aire fresco que al tocarte pudre la vida en tí. 
Eras aire húmedo que al tocarme nubló mi vista, nubló mi vida, nubló la luz.
Febreros de agonía y triste disolución.

EVA.