jueves, 8 de marzo de 2012

Siempre evito las miradas.


Me levante, me pasé lentamente la pastilla con café.
Siempre espero que haga efecto, siempre anhelo la risa y felicidad.
Me arreglé, pero ésta vez decidí no alaciarme el cabello. Algunas veces me aburro de lucir siempre igual.
Más tarde decidí que hoy no me iba a delinear tanto los ojos.
Me sentí exactamente igual que si me hubiera delineado y alaciado.
Llegué a la escuela con cierta calma. Hacía mucho tiempo que no llegaba con esa tranquilidad, recuerdo que no pasaba un día sin que mi madre me recordara, por las mañanas, el fracaso de ser humano que soy.
Pero hoy fue diferente.

No tuve la necesidad de tener mis audífonos para evitar escuchar las blasfemias.
Entré.
Tenía mucho que contar.
Es raro el día que nazcan tantas palabras de mí.
Pero yo les decía, les contaba, les platicaba.
Comí muchos dulces, como en un día cualquiera.
Me gusta comer crack ups, sólo los de color rosita.
No me dormí en clase.  Y al fin trabajé en inglés.
Noté cómo me miraba Diego, cada vez mas profundo. Sé que le gusto, pero no me importa en realidad.

No tomé apuntes. Desde que regresé a la escuela después de mi operación no he tomado ni un sólo apunte. 
Quizá el locker resulte contraproducente, siempre da flojera ir a sacar los libros, pues tengo que bajar un piso y recorrer un gran pasillo; además siempre me distraigo yendo al baño de junto de los lockers a fumar a escondidas y suelo llegar tarde. Así que el locker, donde también guardo cuadernos y cosas de Mariana, Mónica, Luis, Giovanna y Karina permaneció intacto.
Ese locker también les hace daño a ellos... nunca escribimos nada. Suelo hacerles daño a todos.
Sólo llevamos el mismo cuaderno en la mochila todos los días.
Reprobé mi examen de matemáticas. Porque no he puesto atención.
No sabía ni que tema estábamos viendo, así que obtuve un mediocre 4.
Pensando después no me sentí tan mal por el 4, pues después de no saber ni que tema estábamos viendo, un 4 estaba bien.
Luis me perdió mi pulsera de arcoiris y me enojé.
Luis tiene esa costumbre de agarrar las pulseras de todos, ponérselas y después perderlas.
Como siempre, me costó trabajo acercarme a Mariana. Nunca he entendido porqué me pasa esto, pero nuestras miradas siempre se evitan.
No es que no sea de mi agrado, ni que yo no sea del suyo, es algo más. 
No lo sé. Ella me dice que me quiere mucho y yo a ella también. Es buena amiga.
Es una niña demasiado buena.
Comí de la Sopa Maruchan que diario se compra Giovanna y siempre, con cada cucharada me pongo a pensar en lo que alguien alguna vez me dijo: "La sopa Maruchan tarda tres días en digerirse".
Siempre compramos Sopa Maruchan. De res de preferencia.
En Cultura en Inglés, toda la vida… me aburro mucho. Toca los lunes a última hora.
Como yo soy de Inglés avanzado me toca sólo con 6 personas más de mi salón. 
Estamos todos como ausentes en un salón casi vacío con una maestra que tiene severos problemas de personalidad y autoestima. Habla tan quedito, casi como en forma de susurro, le da miedo hablar, le da miedo que la escuchen.
Le da miedo ser.
Evita siempre las miradas.
Habla, como si hablase para sí misma.
Es guapa, muy guapa.
Pero no se cuida, y se dejó engordar. Suele agarrarse solamente una cola de caballo, y ponerse lo primero que ve en su armario. Seguro un hombre la defraudó.
Siempre me he puesto a pensar en lo hermosa que se vería si se cuidara, si se quisiera un poco y si se arreglara.
Como todos los días me comí mi Carlos V.
Y me dolió la panza.
Es que simplemente no puedo vivir sin comer al menos un chocolate diario. Pero ahora que no tengo vesícula resulta algo difícil.
Me cuesta mucho digerir las grasas, y cuando como de más me duele mucho y suelo vomitar.
No sé si sea él o el Prozac, pero en la salida no paraba de reír y platicar.
Nunca había platicado y reído tanto, o al menos no desde hacía muchos meses.
Luis Fernando, dijo que hoy le pediría a Giovanna que fueran novios. Así que decidimos quedarnos de chismosos. Pero Luis Fernando, jamás se animó, se fue y nunca regresó.
Espero que mañana se lo pida.
Se merecen.
Se ven tan bien juntos.
Algunas veces me gusta tener días triviales de una niña de 18 años.

Tenía tanto tiempo que no escribía algo así.
...dejarse llevar y vivir los momentos.
Los momentos triviales, los momentos especiales, los momentos soñados, los momentos increíbles, los momentos.... que conforman nuestra vida.
Esos momentos, que siempre dejamos pasar.
Como si nada de eso fuera importante.

-EVA

Los años vacíos regresaron.



Y entonces tengo un trozito de felicidad en mis manos.
¿Quieres arrancármelo?  

¿Me lo volverías a quitar?

Tendría 14 años. Y yo nunca había amado...  Siempre conocía personas que eran intrascendentes, que no me interesaban, que no causaban ningún sentimiento en mí.
Pero entonces...  era un 5 de Abril, de esas veces en que no pides nada, y llega todo, así....llegó.  

Como susurro, como palabras al viento.

Amé.

Como nunca en la vida.
Cada palabra suya me hacía llorar. Cada trozo de su respiración le daba vida a la inercia que llevaba cargando por años.

Y me lo quitaste.

Me lo arrebataste de los brazos. Y no podía comprender, no podía si quiera pensar. 
Ya no quería comer, no quería despertar, no quería abrir los ojos a la realidad. 
No quería nada más.

Pastillas.

Pastillas de felicidad que pretendían dejar de hacerme llorar.
Los síntomas siguieron unos meses, hasta que por fin mis utopías encapsuladas lograron aniquilarlos. Y así, lo olvidé.
Pero siempre viví con aquel vacío.
Cuando recordaba, ya no lloraba, suspiraba.

Me atormentaba.

¿Y si hubiera...?
Si hubiera.....

Los años vacíos regresaron.
Ya no había nadie por quién vivir, por quién despertar. Ya no había nadie mas que yo y el espejo.
Esas obsesiones.
Yo solo anhelaba sentirlo de nuevo.
¿Por qué ya no podía?
¿Por qué me hiciste eso?
Gritaba tantas cosas desde mis silencios. 
Lloraba tantas veces antes de dormir.
Y tu me mirabas sin hacer nada.
Te burlabas.

Mis años monótonos me hicieron aún mas vacía. 
Las emociones disminuyeron y el eco crecía. Sólo podía escuchar mis propias palabras al hablar, no había nadie más.

Ecos de silencio.
Susurros de ausencias.
¿Donde estará?

¿Volverá a pasar?
Siempre llegan momentos falsos que te hacen creer que sí. Que aniquilan tu sufrimiento sólo para hacerlo más grande después.

Tantas veces lo intenté.
Lastimé a quién no debía. Porque no podía soportarlo....
 
El Karma.

Yo misma, lo lastimé y lo envenené, lo llené de engaños. 

Pero es que yo quería amar.

Obsesiones.

Y llega él.

Sin esperar nada.
Llega.

Llega como susurro... como palabras al viento.

¿Me lo vas a quitar otra vez?

No hay necesidad de palabrerías, papá. 

Sólo fíjate en mis sonrisas.

Fíjate en mí.

- EVA.