Los ruidos de la calle vienen y se van, pasan y desaparecen en la noche...
Y yo, como siempre, me enfrento a este aparato frío y estéril que llaman computadora.
Bien, es bueno para mi estar lejos de la gente. Siendo mortal temo a la gente, aunque si fuese inmortal, creo, seguiría temiendo.
Es que no existe sobre la Tierra criatura capaz de igualar al hombre en el arte de hacer el mal. Sin embargo, dentro del despreciable genero humano, encuentro seres excepcionales, capaces de hacer olvidar, aunque sea por un instante, las atrocidades cometidas por la mayoría.
La mayoría, es gente podrida... que es con la que normalmente me topo. Pero ¿Qué decir de mi? que ni yo misma sé quién soy.
Ni yo misma controlo a mis demonios. Ni yo misma comprendo lo que desea mi enrredada mente.
Eva, ¿Quién es? Simplemente es.
Eva, es en lo que se ha transformado Laura... inocente, estúpida, ilusionada, crédula, amiga, enamorada. O en otros términos, Eva es la que devoró a Laura, la que la cubrió de tierra y de mierda, la que la enterró para después matarla.
Me nombraron Laura. Porque yo no tenía forma, ni personalidad, ni características propias cuando nací. Era un pedazo de carne, que podía moverse y respirar.
Pero nada más. Nadie sabe lo que somos, y nos tienen que nombrar.
Nos tienen que nombrar, no por gusto, por deber.
Pero Laura está podrida... se murió.
La mataron todos. La mataste tú, la mató él.
Eva es la persona que sobrevive en mi. Aunque algunas veces no reconozco ni quién soy.
Pero los ruidos de la calle, vienen y se van. Como yo, como ellos, como tú, te fuiste también.
Y es que es increíble lo que el ser humano puede lograr. Me fascina con todo su horrendo ser. Es increíble que pueda destruir con una simple palabra o con una bomba atómica. (que al final resultan ser lo mismo, y resultan ser igual de destructivas)
No disfrutamos nada como el autodestruirnos y comernos los unos a los otros. Pareciera un nuevo deporte. ¡Destrúyela! ¡Destrúyelo! luego escupeles en los ojos y riete de tu gran hazaña.
Pero no todo está así de mal. Existes tú, existen ellos, existe él...
Aunque sé, que también se irán, pero igual y voy a creer un ratito más. Sólo un ratito más.
EVA.