domingo, 5 de febrero de 2012

Anhelos muertos.

Años inadvertidos. Son situaciones que te hacen divagar, que te hacen aferrarte a un ideal, a un sueño, momentaneo, casi utópico. Los días son tan grises, casi tanto como mi pasado, cuando me pongo a recordar. Como aquellos días en que me sentaba en la acera, fuera del colegio, a escribir sobre calles blancas, sobre arboledas vacías, sobre pasos sin ecos, sobre ecos de ausencias. Me vuelvo para atrás y no puedo mas que sentirme marchita, al ver toda mi vida. Mi simple vida.... que hoy se reduce a decir simplemente 3 palabras: "Tengo 18 años." 18 años. Y tengo miedo. De mirar cómo los corredizos se hacen mas cortos, cada momento, cada día, cada segundo. ¿Qué tengo hoy conmigo que haya hecho valer la pena todo lo que hice? Otras 3 palabras. Tengo un ser a mi lado que también suele reducir su vida a la simpleza de decir: "Tengo 18 años." ¿Que vamos a hacer? ¿Qué va a pasar mañana? ¿Tiene las mismas dudas que yo? ¿Pensará en mí tanto como yo en él? Si bien recuerdo, mis días solían pasar entristecidos, esperando por el amor, por cosas utopicas, por circunstancias casí Holywoodenses. Ridículas. Encontraba personas tan marchitas como mis anhelos muertos. Esas personas... que me hacían una inútil, que me hacían vivir exclusivamente pensando en ellos, y esperando que me "quisieran" tanto como yo a ellos. He estado pensado en todos y cada uno de ellos. Nunca los amé. Una vez en mi vida había amado, y me aferré a no perderlo, buscando en cada mirada que pasara ese sentimiento una vez más. Me limitaba a sueños estúpidos. Y hoy, estoy amando. Ahora que tengo otros 18 años sumados a los míos, entro en la duda.... ¿Será la utopía que me quitaba el sueño, que al fin llegó? Nuestras vidas no significaban nada. Para nadie. Mi vida era algo intrascendente para los demás, al igual que la suya. Sus 18 años pasaban inadvertidos por todos los que lo rodeaban. Hoy, nuestros años, nos interesan.  Fantaseo, imagino, sueño, le pregunto sobre su vida. Me pregunta sobre la mía. Quiero cuidar su vida, quiero hacer valer sus 18 años. Él cuida la mía. Él ha vivido su vida, con simpleza, reduciendola una y otra vez a diferentes números cada año. Su vida, me atrevo a decirlo, nunca fue tan importante para alguien como lo es hoy para mí.   Y hoy, sólo puedo desear estar con él lo que me resta de la mía. ¿Lo querrá él también? ¿Estaré fantaseando como en el pasado? ¿Y si es otro simple anhelo?

2 comentarios:

  1. Muy bueno hey te recomiendo el capitulo todos los santos, todos los muertos de laberintos de la soledad de octavio paz

    ResponderEliminar
  2. La poesía, la forma suprema de la racionalidad segun borges me dice la tuya que narras como si ese numero 18 fuera el numero de cosecha de un vino un licor lista para ser distribuida y que te aferras a una barrica para no ser procesada por una parte esta bien añejas la vida y la sabiduria mas te cierras al mundo como si este no importara.

    ResponderEliminar